La emergente rivalidad entre EE.UU. y China en Inteligencia General Artificial (AGI, por sus siglas en inglés) podría enfrentar una importante transformación política, ya que la Comisión de Revisión Económica y de Seguridad entre EE.UU. y China (USCC) recomienda una iniciativa al estilo del Proyecto Manhattan y restricciones a los robots humanoides en su último informe al Congreso.
Publicado en noviembre de 2024, el informe anual de la Comisión describió 32 recomendaciones que podrían alterar fundamentalmente la forma en que ambos países interactúan, con la inteligencia artificial ocupando un lugar central en un nuevo capítulo de rivalidad estratégica.
EE.UU.-China: el objetivo lunar de AGI y los controles tecnológicos críticos
En el corazón del informe se encuentra una propuesta ambiciosa: establecer un programa respaldado por el gobierno para desarrollar AGI, sistemas de IA que podrían igualar y potencialmente superar las capacidades cognitivas humanas.
Sin embargo, la recomendación es solo una pieza de un rompecabezas tecnológico más amplio, que incluye controles de exportación, análisis de inversiones y nuevas políticas comerciales para preservar las ventajas tecnológicas de EE.UU.
La iniciativa propuesta de AGI proporcionaría contratos a varios años a las principales empresas de IA, proveedores de servicios en la nube y operadores de centros de datos. Estaría respaldada por la máxima prioridad del Departamento de Defensa, la “Calificación DX”, una designación típicamente reservada para proyectos críticos de seguridad nacional.
Este nivel de participación gubernamental en el desarrollo de IA refleja la urgencia vista en carreras tecnológicas anteriores. Plantea preguntas cruciales sobre el papel de la intervención estatal en una industria impulsada principalmente por la innovación del sector privado.
Las recomendaciones tecnológicas de la Comisión van más allá de la IA. Propuestas notables incluyen restringir las importaciones de robots humanoides autónomos fabricados en China con capacidades avanzadas de destreza, locomoción e inteligencia.
El informe también apunta a productos de infraestructura energética con capacidades de monitoreo remoto, reflejando preocupaciones crecientes sobre tecnologías conectadas en infraestructuras críticas. También fortalece los controles de exportación en el espacio de semiconductores mediante la recomendación de una mayor supervisión de las transferencias tecnológicas y los flujos de inversión.
Estos pasos llegan mientras China continúa desarrollando capacidades domésticas de fabricación de chips a pesar de las restricciones internacionales. La Comisión sugiere crear una Oficina de Inversiones en el Extranjero que impida que el capital y la expertise de EE.UU. impulsen las capacidades tecnológicas de China en sectores sensibles.
Redefiniendo las relaciones comerciales y los flujos de inversión
Quizás de manera más significativa, el informe recomienda eliminar el estatus de Relaciones Comerciales Normales Permanentes (PNTR) de China, un movimiento que podría redefinir la cadena de suministro tecnológica y los flujos comerciales que han caracterizado a la industria tecnológica global durante décadas. Esta recomendación reconoce cuán profundamente entrelazados se han vuelto los ecosistemas tecnológicos de EE.UU. y China, sugiriendo que esta interdependencia ahora podría presentar más riesgos que beneficios.
La transparencia de datos es otro tema clave, con recomendaciones para requisitos ampliados de informes sobre inversiones y transferencias de tecnología. La Comisión pide un mejor seguimiento de las inversiones que fluyen a través de entidades offshore, abordando un punto ciego significativo en los mecanismos de supervisión actuales.
La publicación del informe llega en un momento crítico para el desarrollo tecnológico. El impulso de China hacia la autosuficiencia en tecnologías vitales y su iniciativa de “nuevas fuerzas productivas de calidad” demuestra la determinación de Beijing de liderar en tecnologías de próxima generación. Mientras tanto, las capacidades de la IA y los avances en computación cuántica han elevado las apuestas en la competencia tecnológica.
Sin embargo, las recomendaciones de la Comisión enfrentan desafíos prácticos. Lograr AGI sigue siendo un desafío científico complejo que podría no arrojar resultados rápidos, independientemente de los niveles de financiamiento. Además, las restricciones en las transferencias de tecnología y las inversiones podrían tener consecuencias no deseadas para las redes globales de innovación que históricamente han beneficiado a ambas naciones.
Si estas recomendaciones se implementan, la industria tecnológica podría necesitar navegar un panorama regulatorio cada vez más complejo. Las empresas enfrentarían nuevos requisitos de cumplimiento para inversiones internacionales, transferencias tecnológicas y proyectos de investigación colaborativa.
Desafíos e implicaciones futuras
La efectividad de las medidas propuestas probablemente dependerá de la coordinación con aliados y socios que compartan capacidades tecnológicas y preocupaciones similares. El informe reconoce esto al recomendar enfoques multilaterales para los controles de exportación y el análisis de inversiones.
La competencia tecnológica entre EE.UU. y China ha entrado en una nueva fase donde la política gubernamental podría desempeñar un papel más directo en el modelado del desarrollo. Si este enfoque acelera o frena la innovación aún está por verse, pero la industria tecnológica debería prepararse para un mayor escrutinio y regulación de la colaboración tecnológica internacional.
(Foto por Nathan Bingle)